Estilo de formación

Concebimos al hombre como persona singular, social y trascendente, en continuo proceso de crecimiento y maduración. La escuela es lugar privilegiado para favorecer este crecimiento y potenciar sus posibilidades físicas, intelectuales, afectivas y religiosas.

Dimensiones

SINGULAR

Nuestra acción educativa quiere ayudar a la alumna /o en su dimensión singular, a lograr el propio conocimiento, la aceptación y superación de sí misma, capacidad de autonomía, decisión y sentido crítico en el ejercicio de la libertad.

SOCIAL

En su dimensión social, el hombre es un ser que sólo puede realizarse en comunión con los otros. Necesita un ambiente que favorezca su crecimiento social como un aspecto más del crecimiento integral y que le ayude a insertarse en la comunidad a través de la vida y la experiencia de grupo.

TRASCENDENTE

La dimensión trascendente, esencial en el ser humano, incide de manera decisiva en su crecimiento. Por nuestra concepción del hombre le reconocemos la más alta dignidad, la de hijo de Dios, salvado en Jesucristo. Nuestro principal objetivo es infundir la Piedad en el corazón de las niñas/o y preparar sus corazones para la virtud.

Ideario Escolapio

Nuestros colegios son centros de la Iglesia. Viven como línea de fuerza de la educación que imparten. Al alumno, inmerso en una realidad social, concreta y transformante, lo educamos abierto al cambio, con visión de futuro, y sentido crítico, en una actitud de servicio que lo estimule para un compromiso consciente, personal y colectivo, en la construcción de un mundo más humano y más justo.

Desde el año 1931 las Madres Escolapias están en la Argentina, en la provincia de Córdoba. Las Madres ven indispensable abrir una casa en Buenos Aires para recibir a las hermanas que llegaban desde España para quedarse en la Argentina y también para dar hospedaje a aquellas que venían desde Córdoba a la Capital para realizar todo tipo de trámites. A tal efecto, en el año 1942 se comenzaron a tramitar los permisos necesarios para esta fundación. Superadas las dificultades que conlleva toda nueva fundación, el 12 de febrero de 1943 se abre la primera comunidad en Buenos Aires, en la casa ubicada en la calle Azcuénaga 978. La comunidad estaba integrada por 8 religiosas, siendo la primera superiora la Madre Julia Serra.

Hechos los arreglos necesarios para que la casa se transforme en escuela, el 15 de marzo de ese mismo año, comienzan las clases. El día 4 de abril se celebra la primera misa. Fue larga y compleja la búsqueda de un lugar que reuniera las condiciones para trasladar la escuela debido a la cantidad de colegios ya existentes en la zona. Finalmente se puede adquirir el edificio de la calle Viamonte 1892-1896, el 8 de septiembre de 1944. Se adquirieron también dos propiedades contiguas. La casa estaba habitada por lo que fue necesario hablar con los inquilinos para desalojarla hacer algunos arreglos necesarios para el buen funcionamiento del colegio. El 22 de enero de 1945 fue erigida canónicamente y a ella se trasladó la comunidad religiosa.

El Colegio fue quedando pequeño e incómodo por lo que en el año 1959 se amplió el comedor de las niñas y se construyó arriba un aula para 40 alumnas. Finalmente en 1961 se consigue comprar la propiedad contigua al colegio, libre de inquilinos. Con el Consejo y consentimiento de la Madre Provincial de esos años, se demolió el edificio y se construyó uno nuevo más conforme a las exigencias y a las normas de higiene. En 1962, en una sencilla ceremonia, se colocó la primera piedra del nuevo edificio de seis pisos: subsuelo, planta baja, y seis pisos. Quedaba una casa vecina con inquilinos, la que tras muchos trámites judiciales y conversaciones, quedó desalojada en 1970. Terminándose en una nueva etapa la edificación de todo el colegio.